La movilidad saludable no es una opción

Podemos cerrar lo ojos pero no la nariz. Las alarmas emitidas por la red de vigilancia de la calidad del aire en la Región de Murcia ponen de manifiesto la dejadez de las administraciones en materia de salud ambiental.

De una parte, la obsolescencia de dicha red en nuestra Región refleja el escaso interés en conocer la realidad que respiramos; a pesar de ello, los valores registrados por la misma evidencian que la calidad de nuestro aire es un problema de salud pública.

A nivel local, los episodios de contaminación atmosférica por dióxido de nitrógeno y partículas (PM10) registrados no se han acompañado del obligatorio protocolo anticontaminación, que por otro lado es muy poco ambicioso y eficaz. La gravedad de esta inacción va más allá de la falta de transparencia, habida cuenta de las consecuencias sobre la salud de los vecinos de Murcia, a los que han convertido en “contaminados pasivos” a tiempo completo.

Y es que, la política de movilidad es uno de los pilares fundamentales en la lucha contra la contaminación urbana. Junto al arbolado, las infraestructuras ciclistas y el transporte público deben ser considerados herramientas para la salud.

Sin embargo, dichas actuaciones no serán efectivas si no van acompañadas de la disminución de los coches en las calles. Los famosos planes 30, la limitación del acceso del vehículo privado al centro, los aparcamientos disuasorios, la protección de los centros educativos, etc. son medidas que han demostrado su eficacia en todos los países desarrollados en los que se han puesto en marcha, pero que en Murcia no terminan de implantarse. La creación de una red de carriles bici es sin duda un avance, pero no puede compensar una inexistente política de movilidad. Peatones y ciclistas de todas las edades no pueden ser la excepción en las calles, el objetivo debe ser liberar al centro de Murcia de vehículos contaminantes, recuperar el espacio para las personas y que los residentes y diferentes servicios dispongan de un "carril coche" para cubrir todas las necesidades. Mientras tanto, los esfuerzos en convertir a Murcia en una “ciudad inteligente” mediante la instalación de cámaras, gadgets y redes, seguirán haciéndose con la nariz tapada.